Silvia Rodríguez es psicóloga. Colaboró durante un tiempo con ACELU y hoy atiende a pacientes celíacos y no celíacos en su consultorio particular.
Hace unos años que está diagnosticada como celíaca, por lo que conoce el tema desde los dos ángulos.
En esta entrevista nos responde algunas preguntas sobre los aspectos psicológicos de los primeros momentos después del diagnóstico de la EC, así como algunas herramientas para sobrellevarlos.
¿De qué manera consideras que es importante abordar a una persona recién diagnosticada?
La forma de abordar a una persona recién diagnosticada es brindándole información y contención.
Información antes que nada, porque con sólo el diagnóstico la persona no hace nada. Decirle a alguien que es celíaco, solamente le da un diagnóstico.
Por un lado alivia, porque se confirma una causa frente a los síntomas que venía padeciendo.
¿Y ahora qué tengo que hacer?, es la pregunta que viene a continuación inevitablemente. Allí viene la información, que debe ser brindada de forma clara y precisa.
Lo primero que debe saber es que esta condición de celíaco la va a tener de por vida y que la única “medicación” va a ser el cambio en su alimentación. La sigla “SIN TACC” debe pasar a ser su ABC.
Y en cuanto a la contención, hago referencia al entorno, a su vida en general y su familia en particular. No es tan fácil de un día para el otro cambiar la forma de alimentarse y
más aún cuando el trigo es la base de nuestra dieta hasta entonces. Hay que empezar a buscar los sustitutos y ver dónde se venden tanto las materias primas como los productos elaborados. Allí es donde la familia debe estar presente, para acompañar a quien posee esta condición. Mostrarle que lo podemos ayudar, desde localizar los lugares para conseguir los productos, buscar recetas, cocinar y hasta consumirlos. A veces cuando los diagnosticados son niños, es bueno que la familia opte por algunos cambios fundamentalmente en lo que hace al consumo de pan y galletitas, para que el niño pueda adaptarse más fácilmente.
Esto no implica esconderse para consumir cosas que el celíaco no puede, pero si educar, y si hay más niños en casa que puedan aprender a respetar al otro en su condición.
Sabemos que una vez que la persona diagnosticada realiza la dieta libre de gluten, los cambios se perciben rápidamente y los malestares desaparecen.
¿Cómo es aconsejable que actúe la familia en éste nuevo estilo de vida?
Acompañando al integrante de la familia que padece la celiaquía de la forma más natural posible. En algunos casos he escuchado que la familia cambia toda la alimentación y adopta la del celíaco.
En mi caso en particular puedo decir que en mi familia solo yo la padezco y a la hora de comer en caso de ser pasta comemos por separado: yo preparo mis fideos libres de gluten y el resto los que tienen trigo. Pero también compartimos algunos alimentos, como tortas, pizzas y otros que están libre de gluten. Lo mismo a la hora de salir a comer, buscamos lugares en donde todos podamos salir satisfechos y ninguno se sienta incómodo.
Es sumamente importante el apoyo familiar desde lo emocional, pues muchas veces el celíaco se irrita frente a situaciones como los lugares para ir a comer o algunos alimentos,
(como bizcochos por ejemplo) que no se consiguen con tanta facilidad.
¿Qué consejo le darías a una madre de un niño celíaco recién diagnosticado?
El primer consejo a una mamá es que no se sienta culpable. Si bien hay una trasmisión a nivel genético de la condición celíaca, eso no quiere decir que la mamá es la culpable de que su hijo sea celíaco.
En segundo lugar, brindarle toda la información necesaria en cuanto a saber donde adquirir las materias primas para elaborar los alimentos, como manipularlos para evitar la contaminación, en caso de hacer uso en la casa de otros alimentos que contengan gluten.
Facilitarle recetas sencillas y claras para elaborar platos aptos para celíacos.
Generarle espacios para que se reúna con otras mamás y pueda compartir con ellas sus vivencias así como intercambiar información en general.
En tu experiencia con pacientes celíacos, ¿qué es lo que destacarías como similar en todos los casos?
Los sentimientos contradictorios. Por un lado el alivio de tener un diagnóstico y por otro las preguntas: ¿ahora que hago? o ¿cómo me manejo?.
También en algunos casos el enojo en su comienzo, pues les cuesta adaptarse (fundamentalmente en los casos donde no se tienen síntomas significativos).
Por otro lado está el alivio cuando aquellas personas que padecían síntomas y comienzan la dieta notan la diferencia. Comienzan a sentirse bien y en algunos casos hasta retoman algunas actividades que habían postergado.
¿La EC y el gluten están relacionados con el autismo y la esquizofrenia?
La información que poseo no me permite hablar con propiedad al respecto. Si sé que en caso de autismo, se ha experimentado cambiando la alimentación en niños, y
los padres han manifestado cambios en la conducta de sus hijos. Pero no poseemos estudios contundentes que nos habiliten a dar respuestas definitivas.
Si estás interesado en comunicarte con Silvia, puedes escribirle a sicosil26@hotmail.com