Continuando con el ciclo de charlas con el Psicólogo Alejandro De Barbieri sobre la frustración y nuestros hijos más allá de las edades.
¿Qué pasa con la adolescencia donde todo parece “exagerado”?
Recordemos la frase de su libro “Educar Sin Culpa”, que ha sido la inspiradora para abordar esta temática.
“Si evitamos que nuestros hijos se frustren, evitamos que crezcan y maduren. De nosotros los adultos depende reaccionar sin miedo y sin culpa, con amor, pues frustrar es educar. Así como el dolor, las frustraciones son inevitables si se quiere vivir a la plenitud”.
Frustración y celiaquía en adolescentes:
La adolescencia es una etapa de grandes cambios y transgresiónes. Como padres es muy importante acompañar a nuestros hijos en este período.
El adolescente tiende a transgredir, puede ser con el alcohol o cualquier otra cosa y, en el caso de un celíaco, con la dieta. Por ejemplo hay niños obedientes que en la adolescencia transgreden y esa transgresión, a veces, se ve como una patología o a veces es una oportunidad lindísima.
Aprender a aprovechar el momento de crecimiento es parte de la tarea de los adultos.
La transgresión en el adolescente implica la necesidad de querer separarse de la familia, de la madre. Tal es así que, como padres, empezamos a perder el control de nuestros hijos; por eso nos angustiamos.
La clave es que esa transgresión sea lo menos dañina posible y que el daño no se perpetúe.
En el caso del adolescente celíaco, por ejemplo, puede arriesgarse a comer alimentos con gluten o comer otras cosas que no habitúa; pero, es eso como puede ser usar el estudio para transgredir.
Sabemos que cada familia es única y diferente. La herramienta común que podemos darle a los padres en este período es estar cerca y acompañar a sus hijos, siendo conscientes del proceso, que no es sólo de ellos sino de toda la familia.
Además los adultos tenemos que identificar quiénes son las personas relevantes y de confianza para nuestros hijos. Puede ser otro familiar, un médico, un profesor u otro papá. Podemos permitir y generar espacio para esos otros adultos referentes ya que, a veces, lo que nosotros como padres decimos no entra en nuestros adolescentes. Aunque digamos lo mismo, ellos van a escuchar más a otro que a nosotros. En ciertos casos hay un desgaste en el rol.
Lo difícil en todas las etapas de la vida es aceptar. Pero si nosotros aceptamos la celiaquía y el adolescente aceptó e incorporó la dieta como hábito anteriormente, lo ideal o esperable es que la transgresión se dé en otros ámbitos, como cualquier adolescente … en vestirse, el pelo, los tatuajes. Pero también puede pasar que niegue el estilo de vida que llevaba antes y transgreda con la alimentación.
Cierto es que se sentirá mal, ahí entonces hará el inside … Es real, si no hago la dieta me siento mal.
Se espera que el adolescente vaya autogestionando su salud como adulto, por ejemplo que vaya a hablar con el médico de adolescentes.
Cuando aceptas lo que te pasa, cambias; cuando luchas contra lo que te pasa, perpetúas; eso se aferra. Al aceptar nos liberamos.
No es un drama, es una circunstancia a resolver.
Hay que transmitirles que pueden decidir entre esto, eso o aquello: no es que no puedan comer nada, hasta que lo van incorporando. Resulta difícil, pero ir incorporando hábitos sanos en lo cotidiano es posible, también, más allá de los diagnósticos.
Darles nuestra confianza desde niños es muy importante para su desarrollo adolescente, tenemos que darles las herramientas para ver cómo desde niños los van incorporando.
Preciso soltarlo para ver cómo lo maneja.
Desde la infancia es tan importante la salud como lo social, si un niño no quiere ir a un cumpleaños, o si va y transgrede, igual es más importante que vaya, porque tenemos que ver cómo reacciona, si no sobreprotegemos demasiado y luego tendrá consecuencias en la adolescencia.
Como padres tenemos que confiar en nuestros hijos desde la infancia, porque si no lo mandamos al cumpleaños por miedo a que coma algo que no debe, al tiempo puede alterar lo social y transformarse en una conducta fóbica. Cuando una situación me manipula a mí, donde no voy a ningún lado, termina siendo peor el remedio q la enfermedad.
Me aseguro que tengo un hijo que no transgrede la dieta al no ir al cumpleaños, pero tengo un nene que no decide por sí mismo.
Es una cosa más de lo que vive cada uno, si lo estás capacitando desde niño para decidir si come o no come tal cosa, eso lo ayudará en la adolescencia.
Todo esto va a hacer que su adolescencia sea una adolescencia común, donde a los 16 años están decidiendo si toma alcohol, o se fuma un porro, no si come algo que está fuera de su dieta libre de gluten. Como padre ya tuve mi tiempo para capacitarlo, generarle el hábito a la dieta, formarlo en valores y me contará o no, las cosas que está pasando, pero todo eso ya está hecho.
En la adolescencia se sufre también, claro, y el sufrimiento nos hace crecer como personas.
En la vida la consecuencia del sufrimiento es la felicidad… si evito que mi hijo sufra, estoy evitando que crezca o madure y eso es la consecuencia de la sobreprotección.